



PERFIL
EL "CABALLERO DE LAS ARTES Y LAS LETRAS"
Llegó al mundo el 26 de abril de 1924 bajo el apellido Falk, pero Gyula decidió adoptar el nombre del pueblo húngaro donde nació. Estudió dibujo y modelado en Academias Libres. Y fue, entre otras cosas, cofundador de la revista Arturo, fundador del Movimiento de Arte Madi, y autor del Manifiesto Madí. Además, publicó más de 15 libros de ensayo y poesía, realizó 30 exposiciones personales y más de 600 colectivas. Fue distinguido "Caballero de las Artes y las Letras" por el gobierno de Francia, y nombrado Ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Y sus obras figuran en museos y colecciones privadas de Argentina, América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia.
I GYULA KOSICE PLASTICO, ESCRITOR, TEORICO y POETA ARGENTINO DE 84 AÑOS I
Un vanguardista del arte cinético y lumínico
• CONSIDERADO UN VISIONARIO DE LAPLASTICA CONTEMPORANEA, EL AGUA ES SU MAYOR INSPIRACION. SU OBRA SERA EXHIBIDA EN EL STAND DE ARGENTINA EN EXPO ZARAGOZA 2008
Kosice, húngaro de nacimiento, también realiza trabajos sobre acero inoxidable y madera. Pero el agua es su inspiración. La explicación tiene que ver con la manera en que llegó a la Argentina, cuando tenía apenas cuatro años. "Viajé 28 días en barco, y lo único que veía eran las estrellas y el mar. Así que fui influenciado por esa travesía", asegura. Y agrega: "Creo que la gente también siente una especie de empatía cuando ve una
obra de este tipo. Será porque el 76 por ciento del cuerpo humano es agua".
En su "Taller-exposiciórí", como a él le gusta Ilamarlo, se pueden observar, entre otras :cosas, fotos delas primeras pinturas Madí (casi todas de la década del '40 y '50), Y varias gotas, además de la que fue elegida para la Expo Zaragoza. "Están hechas con plexiglás, que es un material que reemplaza al acrílico. Y la clave de todo es la matriz, que es de yeso piedra y lo más difícil de hacer. El resto es sencillo: se la pone en un horno y después se trabaja sobre caliente para ir haciendo los retoques".
En 1988, el Comité Organizador de los XXIV Juegos Olímpicos de Seúl de ese año, me encargó un monumento. La obra fue concebida en mi taller de la calle Humahuaca, naciendo –como era habitual en mí– como una pequeña maqueta. Luego se hicieron los diseños, los cálculos estructurales y finalmente todo ello fue enviado a Seúl. Allí comenzaron de inmediato los preparativos para la concreción de la obra y me invitaron a viajar para intervenir personalmente en su construcción y erección.
Para la construcción de la obra, me tocó en suerte una factoría situada en la localidad de Han-San, que estaba a casi dos horas de viaje de mi residencia, con suerte y si el tránsito congestionado lo permitía. Me otorgaron un intérprete en español-coreano, una asistente, la cooperación infatigable de seis operarios y toda la ayuda necesaria para la realización de la escultura.
Victoria –así se llamó la escultura– marca dentro de mi obra escultórica el comienzo de una nueva etapa: la de la indagación en torno a las superficies torsionadas. Comenzaba mi investigación a partir de una superficie laminar recortada según determinadas formas, en general dinámicas. Luego iba doblando dicha silueta plana hasta transformarla en una entidad articulada que albergaba en sí un espacio. Las láminas así torsionadas adquirían la conformación de una superficie de doble curvatura que recordaba a menudo la génesis de una cinta de Moebius, pero sin caer en el cliché de dicha figura.
Midiendo 9 metros de alto por 6 y medio de profundidad, fue emplazada en el predio del Estadio Olímpico de Seúl, en el marco del Simposio Internacional de Escultura que se organizó paralelamente a los Juegos y recibió el Premio Apreciación. En el basamento de la misma reposaba una gota plana de vidrio con agua en su interior, como una suerte de sereno y callado recordatorio de mi credo hídrico.
In 1988, the Organising Committee of the XXIV Olympics in Seoul, asked me to do a moumental work.
I immediately began preparations for the realization of the work, as they invited me to travel there to intervene personally in its construction and erection.
Victoria -so was the name I gave to it- marks in my sculptural work the beginning of a new stage: the inquiry of surrounding twisted and spined surfaces. I began with a laminar surface trimmed in certain dynamics forms. Afterwards, I twisted that flat figure until it articulated into an entity that housed a space in it. The twisted surfaces acquired the formation of a double-curvature that often recalled the genesis of a Moebius strip, but without falling into the cliché of that image.
Measuring 9 meters high and 6 meters and a half deep, was located on the campus of the Seoul Olympic Stadium, in the ocassion of the International Sculpture Symposium which was held alongside the Games. It received the Appreciation Award. In the work's base, a flat glass drop with water inside rested as a sort of serene and quiet reminder of my water creed.
En 1965 los dueños de la Galería Embassy me propusieron la realización de un enorme hidromural, que bauticé Hidromural móvil, Iguazú portátil.
Esta obra me brindaba, por el ámbito en el cual se iba a instalar y por sus enormes dimensiones, la posibilidad de desarrollar un verdadero paisaje hidrocinético integral en un lugar de recorrido público.
La obra se desplegaba en un espacio de quíntuple altura que abarcaba los subsuelos, la planta baja y los entrepisos de la galería, pudiendo percibirse visualmente como un continuum espacial que unía todos esos niveles.
El agua, la luz, el color, el sonido y el movimiento, integrándose en una arquitectura formal, estaban a su vez ligadas a discontinuidades en el espacio-tiempo, debido a factores de indeterminación que se habían introducido en la secuencia. De este modo se daban imprevistas y cambiantes posibilidades, tanto en la obra como en su relación con la realidad circundante y los espectadores. Ese mismo año había escrito un poema, en el cual decía:
Antes de ello Antonio Berni había escrito:
Kosice, con su gran hidromural cinético y sonoro de la galería Embassy Center ha llenado un vacío. Pocos artistas tienen antecedentes y méritos como los de Kosice para brindarnos una colaboración de alto nivel. Con esta obra se le ha dado la oportunidad (oportunidad que por otro lado le han retaceado) de mostrar y hacer pública esta verdad. Kosice es uno de los grandes artistas mundialmente importantes en el arte contemporáneo.
In 1965 the owners of the Embassy Gallery ordered me a huge hydrowall, wich I name Mobile Hydrowall, portable Iguazu.
The area where it was going to be installed and its huge dimensions gave me the possibility of developing a truly comprehensive hydriokinetic landscape in a public place.
The work was deployed in an area of five floors, and from the ground floor of the gallery one could perceive the entire work as a space continuum linking all those levels.
Water, light, colour, sound and movement, joining in a formal architecture, were, in turn, linked to discontinuities in space-time, due to undetermined factors that had been introduced in the sequence. Thus there were unforeseen and changing possibilities, both in the work and in its relationship with the surrounding reality and spectators.
The work was completed in 1966 and stood there years until a commercial and arbitrary decision of the same owners to retire it.
Before that Antonio Berni had written:
Kosice, with its great kinetic hydrowall with sound at the Embassy Gallery, has filled a vacuum. Few artists have a history and merits as those of Kosice to provide this level of collaboration. With this work he has been given the opportunity (opportunity that, on the other hand, it's been until now negated) to demonstrate and make public this truth. Kosice is one of the great artists globally important in contemporary art.
Reflexión Cósmica -tal es el nombre de esta obra– fue realizada en 1989 y dentro de la serie implica un giro diferente. En este caso, la lámina original al contorsionarse no deriva en un conjunto simétrico sino en una forma con un poderoso dinamismo asimétrico que la emparenta con la libertad juvenil de mis primeras esculturas Madí. Esta forma, realizada como las otras en acero inoxidable pulido, estaba coronada por un gigantesco plato del mismo material pero cuyo pulido espejado reflejaba una esfera de superficie también espejada, que estaba situada al pie de la obra. A esta suerte de diálogo entre dos elementos espejados situados en el nacimiento y en la coronación de la obra se debe el título de la misma.
Cosmic Reflection -such is the name of this work- was erected in 1989 and involves a different twist in the series. In this case, the original sheet makes contortions not drifting into a symmetrical set but into a form with a powerful dynamism that takes me back to the youth and freedom of my first Madí sculptures. This sculpture, made like the others in polished stainless steel, was crowned by a giant plate of the same material whose polished mirror reflected an also mirrored sphere, which was located at the foot of the work. This was sort of dialogue between two elements mirrored at birth and at the coronation of the work, and therefore the name.
Meses antes de 1980 organicé una exhibición de mi Ciudad Hidroespacial en el Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires.
Tuvo para mí un sabor especial debido a las particulares características del edificio. Difícil resultaría imaginar una mayor identificación entre el contenido de lo expuesto y el carácter del espacio continente. No solo porque la función del edificio consistía precisamente en representar lo que ocurría en el cielo que se extendía sobre nuestras cabezas, sino por la original forma del edificio, debido a la brillante concepción de arquitectos del Ministerio de Obras Públicas. De hecho parecía como si las maquetas de los hábitats se encontraran suspendidas dentro de otra gigantesca maqueta de la misma, que se hubiera posado en el verde, junto a un lago de Palermo. También se conjugaba con el lago una Hidrocolumna que hice emplazar para la ocasión.
Recuerdo el especial compromiso que tuvo en la realización de la muestra el entonces director del Planetario, quien era un firme admirador de la propuesta.
Con los años, comencé a interesarme cada vez mas en la llegada de mi obra al público juvenil y recuerdo al respecto que uno de los mayores placeres que me deparó este despliegue de obras fue la de ver las bandadas de escolares que acudían a ver la ciudad como parte de visitas programadas por las autoridades del Planetario.
In 1979 I organized an exhibition of my Hydrospatial City at Galileo Galilei's Planetarium, in Buenos Aires.
It had a special flavour because the particular characteristics of the building. It's difficult to imagine a greater identification between the content of my work and the nature of the surrounding space. Not only because the function of the building was precisely to represent what was happening in the sky above our heads, but also because the original shape of the building, thanks to the brilliant design of architects from the Ministry of Public Works. In fact, it seemed as if the models of habitats were suspended in another gigantic model of the same, which was perched on the green, next to a lake in Palermo (complex of big parks in Buenos Aires). It was also combined with a Hydrocolumn I deployed for the occasion.
I remember the special commitment of the then director of the Planetarium, who was a strong admirer of the proposal.
Over the years, I began to become increasingly interested in the arrival of youth and I remember that one of the greatest pleasures I got from this display of works was to see numerous groups of schoolchildren who came to see the Hydrospatial City as part of scheduled visits by Planetarium's authorities.
En 1982, el Centro de la Ingeniería de la Ciudad de La Plata me encomendó para conmemorar el centenario de la ciudad la erección de un monumento-fuente a emplazar en la rotonda central de uno de los accesos a la misma, en Avenida Antártida Argentina y Avenida 7. En esta oportunidad retomé el tema de la torre de acero luminosa como una suerte de arquetipo de la civilización –que ya había introducido diez años antes en la Torre de Agua Móvil– pero con mayores proporciones y repitiendo el tema central en escalas diferentes, en una suerte de polifonía visual. Al mismo tiempo, intentaba representar a La Plata como faro de irradiación política y cultural de la provincia bonaerense. Siguiendo esta línea, lo bauticé Faro de la Cultura.
La obra se inauguró con un acto oficial en el cual la Municipalidad de La Plata aceptó la donación de la obra. En ese mismo acto procedí a enterrar en la base de la obra un mensaje destinado a ser abierto en el año
Dicho mensaje es un intento de resumir mi concepción de la vida y del arte e intentar la audacia de imaginar como será el mundo dentro de cien años, emitiendo un mensaje válido para ese momento.
In 1982, the Engineering Centre of La Plata asked me to commemorate the centennial of the city, with the erection of a monument-fountain in one of the parks at the accesses to it, at Argentina Av. and Antarctica Av. 7. On this occasion I brought back the topic of a steel tower light as a sort of archetype of civilization, which I had already introduced a decade earlier in the Torre de Agua Móvil (Moving Water Tower) but with greater proportions and repeating the theme in different scales, in a sort of visual polyphony. At the same time, trying to represent La Plata as a lighthouse of political irradiation and cultural life of the province. Therefore, the name: Faro de la Cultura (Lighthouse of Culture).
In the opening's official ceremony, in which La Plata's authorities accepted the donation of the work, we proceeded to bury on the basis of the work a message intended to be opened in the year 2082, one hundred years after the event.
That message was an attempt to summarize my outlook on life and art and the audacity to try to imagine how the world will be within the next one hundred years, trying to send a valid message for that moment.
A mi regreso de Séul (donde fui a realizar una obra monumental con motivo de las olimpíadas de 1988) las autoridades de la Fundación Favaloro me manifestaron su deseo de contar en su recién inaugurada sede de la Av. Belgrano con una obra mía. Esta solicitud, que me apresuré a cumplimentar con agradecimiento, dio origen a Corazón Planetario.
La obra completada en 1990 fue emplazada en el frente del Edificio, sobre el atrio de acceso de la planta baja. En el 2005, con motivo del trigésimo aniversario de la Fundación Favaloro, escribí el siguiente texto:
La verdad de la obra “Corazón Planetario” no está en lo que representa, sino en la manera en que la representación se conduce y afirma.
He intentado crear un espacio envolvente y otro sugerido, con planchas de acero inoxidable a través de un amplio abrazo sentimental. En el tope de la obra se ven dos semiesferas pulidas a espejo del mismo material que reflejan un fragmento de la realidad circundante y que abarca el extremo finito de la imagen, al extremo infinito de la contemplación.
Como en todas las obras de mi autoría, esto implica una premeditación: anteproyectos, dibujos y maqueta a escala que fueron presentados previamente al doctor René G. Favaloro.
Por lo tanto, visualizar una presencia se distingue por su originalidad dentro de un contexto de múltiples ramificaciones. Finalmente estoy persuadido de que el arte es la moneda de lo absoluto.
Gracias, doctor Favaloro, por darme esta oportunidad de estar a orillas de la Fundación. ¡De todo corazón!
Juan Jacobo Bajarlía ha dicho, a propósito del Monumento a la Democracia, inaugurado en el 2000 y erigido en una plaza en Marcelo T. de Alvear y 9 de Julio:
Esas columnas, dos brazos en alto que aferran la esfera del mundo para custodiarlo, son las ansias de un creador argentino, que también se aferró a la invención para darnos la primera vanguardia de América que iba a recorrer el mundo, como una esfera que llevaba el nombre de Madí. Y mirando bien el Monumento, su figura nos da la M, la letra inicial que anticipó el movimiento Madí y los sueños de Gyula Kosice.
Hacia fines de 1999, recibí un encargo para la ciudad de Junín; se trataba de una donación que hacía un arquitecto a esa ciudad bonaerense, en la que había construido muchos edificios.
El Monumento se llamó Tríada – Fuente del Milenio y fue emplazado a principios de 2000 en un lugar singular de la ciudad, en la confluencia de dos avenidas, frente a un edificio en torre construido por el propio particular y que había pasado a ser el más alto de la ciudad.
Se trata de un conjunto que de algún modo retoma el concepto triádico de Victoria de Seúl, con tres robustas patas laminares de hormigón armado. No obstante, en este caso, dado que la obra iba a ser ejecutada por contratistas comunes y sin habérsenos encargado la dirección de obra, opté por una versión más simplificada de aquel concepto, sin el juego de torsión central que caracterizaba a Victoria. La altura final fue de siete metros, y también incluí elementos hidrocinéticos y lumínicos.
El monumento se ha convertido en un ícono juninense, siendo uno de los lugares preferidos para espectáculos artísticos al aire libre. Rodeada por la Torre San Martín, la moderna Plaza Fuerzas Armadas y el extremo del remodelado centro comercial de la calle Roque Sáenz Peña, forman un atractivo y vanguardista espacio urbano.
En 1982 el estudio de los arquitectos Barañano y Blumstein me encomendó la realización de una obra para el flamante edificio El Torreón, que acababan de inaugurar en el balneario. La obra se llamó Esfera Cósmica. A ella siguió una obra de seis metros emplazada en una plazoleta de la Playa Brava, que se llamo Homenaje a Punta del Este y me dio la primera oportunidad de trabajar con hormigón armado.
Consistía en dos robustos arcos que partían de una base común al modo de un diapasón curvo. Entre ellos, a lo largo de un eje se enfrentaban dos semiesferas de plexiglás. El agua, que circulaba por tuberías dentro de los arcos de hormigón golpeaba en forma de chorros contra la concavidad de ambas formas enfrentadas cayendo en una fuente a los pies de la obra. La dualidad repetida en los arcos, las semiesferas y los chorros de agua aludía al beso en el espacio de la mansa y de la brava, que constituía la singularidad geográfica de Punta del Este.
Le explico que me interesa sobremanera hacer una nota sobre su personalidad para el diario La Nación. Al oír esto me interrumpe asombrado: Usted debe de ser muy joven, pues todavía cree en los diarios.
Me guía por su casa-atelier, se detiene ante sus pinturas y sus esculturas policromadas (que a mi juicio no guardan la proporción con sus realizaciones arquitectónicas), y me subraya con vehemencia que en el fondo él se siente escultor.
Le menciono, en el transcurso de la charla, la primera y brillante concepción llevada a cabo al crear el objeto estético de uso, la escultura habitable: la iglesia de Ronchamps, y su extraordinario poema electrónico, el pabellón Phillips en la Exposición Universal de Bruselas. L’Architecture c’est une tornure d’esprit et non pas un métier, me dice, mientras me va mostrando una impresionante pila de fotos de sus trabajos, que van desde el arquitecto y el plástico hasta el lúcido escritor.
Dos semanas después viajo a Bruselas, que preside el imponente Atonium. Entre las ochocientas personas estoy yo dentro del Poema Electrónico o Poema sin palabras. La música es de Edgar Varèse y de un nuevo método electroacústico, sale del suelo y rebota contra las paredes envolviendo el público fascinado.
A Le Corbusier, renovador del hábitat humano le debemos nuestra gratitud, y a todos sus colaboradores incardinados en la idea, su maravillosa cristalización.