jueves, 24 de abril de 2008

Monumento a la democracia


Juan Jacobo Bajarlía ha dicho, a propósito del Monumento a la Democracia, inaugurado en el 2000 y erigido en una plaza en Marcelo T. de Alvear y 9 de Julio:

Gyula Kosice lo concibió como un canto a la libertad, la paz y la solidaridad. Eso dicen, en su lenguaje mágico, los tres chorros de agua que emergen de la fuente monumental en su ambición de alcanzar la esfera de acero inoxidable que sostienen dos columnas que hurgan el cielo, apoyadas por otras dos que son otras tantas guardias que socorren a una esfera que conoce la expansión del futuro.

Esas columnas, dos brazos en alto que aferran la esfera del mundo para custodiarlo, son las ansias de un creador argentino, que también se aferró a la invención para darnos la primera vanguardia de América que iba a recorrer el mundo, como una esfera que llevaba el nombre de Madí. Y mirando bien el Monumento, su figura nos da la M, la letra inicial que anticipó el movimiento Madí y los sueños de Gyula Kosice.


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