plexiglás, luz, agua móvil. 6 x 7 x 4 mts. Centenario, Neuquén, 1992.
En 1992, a pedido de Miguel Angel Giacinti, ideé una escultura hidríca, cinética y lumínica; pero con el agregado de sonido y funciones computarizadas, manejables por control remoto. Dichas funciones regulaban un sistema de captación del sonido del ambiente con un analizador de espectros; se procesaban dichos datos y las cambiantes intensidades sonoras en las diferentes bandas se traducían a su vez en diferentes intensidades de luz y fuerza de chorros de agua.
La escultura presentaba tres volúmenes apenas curvados que descansan su peso sobre un disco rígido, de cemento puro. Arriba, dos semiesferas giran alternativamente, mientras el agua corre. Contenía ocho picos eyectores de agua a presión con sus respectivos cilindros de acrílico transparente y reflectores sumergibles con luz de color azul.
Fue la primer obra de estas características en la Argentina (regulación por computadora); aparecieron numerosas notas al respecto.
1 comentario:
Maestro: la idea de lenguajes siempre me interesó de sobremanera. Motivo éste suficiente para provocarme frecuentes revisitas a dos libros:
Solaris de Stanislaw Lem, y Arte y Filosofía Porvenirista.
Muchísimas gracias por su obra y por compartir su experiencia.
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